XV DOMINGO DEL T.O. (B)

Domingo 14 julio 2024
Mc 6,7-13

«Llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino nada más que un bastón: ni pan, ni bolsa, ni dinero en el cinto; pero usar sandalias y no llevar dos túnicas. (…) Y ellos, al salir, proclamaban que la gente se convirtiese, expulsaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y ellos sanaban”.
(Mc 6,7-9.12-13)

Los Doce a los que Jesús llama son personas sencillas, a las que elige para estar con Él, pero también para enviarlas. Uno se sorprende al leer las instrucciones tan detalladas que el Maestro dirige a los suyos. Y no se trata de sugerencias, sino de órdenes, esenciales para el éxito de la misión. La explicación detallada del procedimiento se podría resumir en una palabra: ¡depender! Si no se aprende a depender del Señor y de su providencia, no se puede ser sus enviados.

A través de la dependencia de Él, Jesús nos enseña y aprendemos a tener confianza. Si la fe no tiene el componente de confianza, no es auténtica y no es ciertamente la fe que vence al mundo de la incredulidad y de la indiferencia.

Las acciones de los apóstoles que leemos en el v. 12 y 13, son esencialmente los signos mesiánicos que Jesús realizó y que ahora continúa realizando a través de sus enviados: el anuncio de la buena noticia, la expulsión de muchos demonios y la curación de muchos enfermos. Hay que tener presente que el Maligno es el padre de la mentira y utiliza dos mentiras fundamentales, la primera es: “Yo no existo, es todo una ficción”; la segunda, que insinúa cuando ha sido identificado y desenmascarado, es “¡yo soy más fuerte!».

¡Todo esto es falso! La verdad es que Jesucristo ha vencido las obras del maligno y del pecado y con el poder de su sangre nos ha dado la libertad. Esto es lo que Jesús logró en esta tierra y es a lo que somos enviados para lograr en Su nombre, ¡aprendiendo, antes de todo, a depender de Él!

p. Giuseppe