NATIVIDAD DE JUAN BAUTISTA

Lunes 24 junio 2024
Lucas 1,57-66,80

«Ocho días después vinieron para circuncidar al niño y quisieron ponerle con el nombre de su padre, Zacarías. Pero su madre intervino: “No, se llamará Juan”. Le dijeron: “No hay ninguno de tus parientes que se llame con este nombre”. Luego le preguntaron con señas a su padre cómo quería que se llamara. Pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Todos quedaron asombrados».
(Lc 1,59-63)

¿Quién es Juan el Bautista? No hay nadie mayor que él, afirma Jesús (Mt 11,11), del que es primo; él es el puente entre el antiguo y el nuevo testamento, es el «nuevo Elías» (Mt 11,14), es la «voz que clama en el desierto» (Jn 1,23), es «el amigo del Esposo» (Jn 3.29). Juan es el bautizador, predica el bautismo para la remisión de los pecados y vino con una misión: Dios lo envió a preparar un pueblo bien dispuesto.

A diferencia de nuestras culturas, que tienden a elegir el nombre del feto siguiendo el criterio de «suena bien», de esta porción del Evangelio se desprende cuán importante es en el mundo bíblico el nombre, que representa la identidad del individuo, su misión.

La discusión se centra entre el nombre Zacarías, propuesto con fuerza por los familiares y la gente presente, y el nombre Juan, apoyado tenazmente por su madre Isabel y su padre quien, incapaz de hablar, recurre a una tablilla para poner fin a la polémica.

Ahora bien, si Zacarías significa: «Dios se ha acordado», Juan quiere decir «Dios es favorable, da gracia». Por tanto, desde el punto de vista del significado del nombre, hay un pasaje cualitativamente destacable, del «recordar» al «actuar con favor», por parte siempre de Dios. Es un pasaje decisivo: el nombre de Juan es un ministerio, una misión que continúa hoy y la palabra clave es ¡GRACIA!

Aún no estamos en el tiempo del juicio, sino del perdón, de la misericordia y de la Gracia. Abramos, pues, nuestro corazón y recibamos este anuncio fundamental del Bautista: «¡Dios es favorable y quiere lo mejor para ti!».

p. Giuseppe