COMENTARIO AL EVANGELIO – SANTÍSIMA TRINIDAD (B)
Domingo 26 mayo 2024
Mt 28,16-20
«Los once discípulos, mientras tanto, se dirigieron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Cuando lo vieron, se postraron. Pero dudaron. Jesús se acercó y les dijo: “A mí me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
(Mt 28,16-20)
Hoy queremos considerar esta gran verdad: ¡la presencia de Jesús con nosotros!
Este es nuestro Dios: Uno y Trino, hecho carne en Jesús para identificarse con nosotros, para estar con nosotros y hacernos partícipes de la familia divina.
«Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». Esta promesa de Jesús, si nos fijamos bien, invierte la intención misma de los hombres de Babel. De hecho, querían romper el silencio de Dios y alcanzar las cimas celestiales: «¡Si Él no baja, nosotros intentaremos subir!». El hombre intenta hacerse Dios, según una tendencia orgullosa y arrogante que, lamentablemente, está alcanzando dimensiones inauditas en muchos campos. Pero este no es el plan de Dios. Él afirma su deseo de bajar y estar con nosotros, ¡no quiere dejarnos solos! Con la encarnación Él ha manifestado su voluntad de hacerse hombre y participar en su maravillosa creación.
Por tanto, no debemos sentirnos solos, abandonados, olvidados. Refinemos nuestra percepción y descubramos Su presencia cierta y constante. Nuestro Dios se hace hombre y está a tu lado para entrar en los detalles de tu vida cotidiana y superar contigo tus dificultades. La clave de la victoria es la fe: cree que no estás solo, que Él está contigo, también hoy.
p. Giuseppe