¡Cristo ha resucitado!
Queridos hermanos y hermanas
Me dirijo a vosotros con esta carta para ponerles al día sobre la situación que estamos viviendo en Israel.
Sábado, 7 de octubre de 2023: otra fecha nefasta que pasará a la historia por la masacre sin precedentes de Hamás contra Israel.
Las atrocidades cometidas contra familias, jóvenes, ancianos y niños el último gran día de la Fiesta de las Tiendas conmocionaron a la opinión pública israelí y mundial. En un instante se recrearon los crímenes cometidos hace ochenta años por los nazi-fascistas contra personas que sólo eran «culpables» de ser judíos; hoy Hamás y sus aliados actúan contra personas que sólo son «culpables» de ser israelíes. La batalla contra el terrorismo y la barbarie no sólo no está ganada, sino que parece tener la capacidad de detonar en una guerra que trascienda las fronteras de Oriente Próximo.
El conflicto palestino-israelí ha sufrido un proceso de islamización muy peligroso en las últimas décadas. La ideología religiosa islámica extremista ha logrado imponerse en el ámbito palestino y más allá, favoreciendo enormemente el actual escenario de guerra, violencia e inestabilidad. Nadie duda de la difícil situación del pueblo palestino, pero pocos reconocen la causa principal del aislamiento al que está sometida la Franja de Gaza: la imposición de la dictadura de la ideología del fundamentalismo islámico.
Israel libra una batalla que va más allá del conflicto política. Es una batalla en la que está en primera línea defendiendo los valores que caracterizan a la cultura occidental de raíces judeocristianas. Por eso podemos decir realmente: «Israel somos nosotros».
La Koinonía Juan Bautista está presente en Israel desde hace más de veinte años. Desde hace trece años, se nos ha confiado la responsabilidad pastoral de la parroquia de San Pedro en Tiberíades y, además, tres de nuestras hermanas ocupan cargos neurálgicos de la Iglesia en la tierra que la vio nacer: Nunciatura, Patriarcado y Custodia de Tierra Santa. El testimonio que proviene de nuestra presencia infunde aliento y esperanza en los corazones del pequeño pero significativo rebaño local que nos ha sido confiado, y es una ayuda concreta para los responsables de la Iglesia que, en esta hora de prueba, manejan pesadas responsabilidades.
En estos días, confiando plenamente en el Señor, nos estamos equipando para afrontar logística, psicológica, pero sobre todo espiritualmente, el escenario de emergencia que podría intensificarse significativamente en los próximos días.
Queridos hermanos, estamos viviendo un momento de gran inestabilidad a nivel mundial y eclesial. Quisiera decirles que las tinieblas se ciernen sobre nosotros no cuando todo parece perdido, sino cuando perdemos la motivación para defender los valores que ennoblecen nuestra existencia y la proyectan, al fin sin final, a la comunión plena con nuestro amado Jesús. Que el Señor ilumine siempre nuestras acciones con la luz de su gracia.
Les agradezco de corazón sus oraciones y su cercanía.
Los saludo con mucho afecto desde Tiberíades,
P. Giuseppe