III DOMINGO DEL T.O. (A)

Domingo 22 de enero de 2023
Mt 4,12-23

«Cuando Jesús supo que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, dejó Nazaret y se fue a habitar en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y de Neftalí; para que se cumpliera lo que había sido dicho por medio del profeta Isaías: Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz, para aquellos que habitaban en una región de sombra de muerte una luz les brilló. Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: “Conviértanse, porque el reino de los cielos está cerca”».
(Mt 4,12-17)

Es interesante subrayar que Jesús inaugura su predicación con las mismas palabras del Bautista: «Conviértanse, porque está llegando el reino de los cielos». Ahora, sin embargo, cambiando de predicador, cambia también el énfasis del anuncio: con el Bautista, el imperativo estaba puesto en el “conviértanse”; con Jesús, el énfasis recae en su mayoría sobre el “porque el reino de los cielos está llegando”. Ahora la luz verdadera ha llegado, es la luz del Mesías que está entre nosotros. Donde hay tinieblas, no hay belleza, no hay claridad, no hay identidad, no hay vida plena, no hay gozo, no se sabe hacia dónde se va… ¡Jesús ha iluminado al mundo a través de la Palabra, como ninguno antes que Él, pronunciando palabras de perdón, de misericordia, de servicio, de amor, inclusive para sus enemigos! Él ha realizado sanaciones, mostrando compasión por los enfermos, los que sufren, los necesitados… sobre todo, ha actuado el corazón del mensaje: la invitación a morir a nosotros mismos, a nuestras cerrazones y egoísmos. Gracias a su fidelidad, esta luz que ilumina puede morar en nosotros, en mí, en ti… “Si el grano de trigo que cae en la tierra, no muere, permanece solo; si por el contrario muere, produce mucho fruto”. (Jn 12,24).

¡La verdadera conversión está en el admitir que somos tiniebla y dejarnos iluminar!

p. Giuseppe