Queridos hermanos y hermanas de la Koinonía
“Bendigamos al Señor en todo momento y que su alabanza esté siempre en nuestros labios”. (Sal 34,2).
En verdad, debemos alabar y dar gracias al Señor por todas las maravillas que ha obrado en nuestra comunidad y a través de ella, no sólo en Italia o en Europa, sino en los cinco continentes; por eso, repito, es nuestra obligación alabar y dar gracias al Señor de todo corazón, solos y juntos en comunidad.
De hecho, el 1 de enero de 2024 se cumplirán 45 años de la fundación de Koinonia Juan Bautista, que tomó forma concreta en Loreto el 1 de enero de 1979. Y viendo la difusión de Koinonia Juan Bautista por el mundo y su actividad, hay que decir verdaderamente que la Profecía de Camparmò no sólo se ha cumplido, sino que sigue cumpliéndose en todos los lugares donde la Koinonía echa raíces. El viernes 25 de agosto de 2023, he querido celebrar con una Misa de acción de gracias el 45 aniversario de la proclamación de la Profecía sobre Camparmò – es decir, sobre la Koinonía – que nuestra hermana Antonietta proclamó el 25 de agosto de 1978. Observando los hechos, hay que alegrarse de ver la concretización de las palabras proclamadas en la Profecía.
En todos los lugares donde la Koinonía está presente, se oye el anuncio de la «nueva evangelización», que atrae a miles de fieles al conocimiento de Jesús como Señor y Salvador de sus vidas. Se perciben hechos, fruto de la «nueva vocación», que son el resultado de la puesta en práctica de los carismas que el Espíritu regala a la comunidad: curaciones, fruto del carisma de sanación; conducción de viñas, fruto del carisma de profecía; conversiones, fruto del carisma de conducción espiritual; y así sucesivamente.
Uno de los frutos que llenan el corazón de alegría y consuelo es ver el establecimiento de casas de oración en las que se reúnen tantos hermanos y hermanas, aprendiendo a orar con la Biblia y experimentando la acción del Espíritu Santo.
Las casas de oración son testigos de conversiones, reconciliaciones de parejas que estaban en un punto de ruptura, sanaciones físicas, psíquicas y espirituales de quienes acuden a ellas.
Luego tenemos las comunidades familiares, que son pequeñas iglesias donde la gente alaba y bendice al Señor, convirtiéndole en el centro, como debe ser, de la vida familiar. Las comunidades familiares forman entonces parte del oasis que nutre espiritualmente a todos los miembros de la Koinonía Juan Bautista.
Yo, como fundador de la Koinonía Juan Bautista, no puedo dejar de maravillarme ante la obra del Espíritu Santo. Por eso, creo poder afirmar que el Señor, con la fuerza del Espíritu, nos está conduciendo cada vez más intensamente hacia una nueva forma de vivir la Iglesia, y creo poder afirmar que ésta es la Iglesia que pedía el Concilio Vaticano II.
Por tanto, queridos amigos, año nuevo, nuevos pasos adelante, bajo la guía del Espíritu siguiendo a Jesús el Señor, para gloria de Dios Padre, con la poderosa intercesión de la siempre Virgen María.
P. Ricardo Argañaraz