A todos los hermanos y hermanas de los oasis – realidades de la
Koinonía Juan Bautista
¡Cristo ha resucitado!
Querida hermana, querido hermano:
Según aquello que escuchamos en los medios de comunicación, después de dos años hay señales positivas que nos inducen a esperar en el fin de la pandemia. El tiempo pascual, sin tener que ser profetas, debería donarnos la gracia de retornar a la vida social y, por tanto, también a la participación en los habituales encuentros koinónicos.
Para vivir conscientemente el misterio de la muerte y resurrección de Jesús, es oportuno entrar en el tiempo cuaresmal con el espíritu y la motivación justos. Para hacer esto resulta iluminador un pasaje del primer libro de los Reyes, en el capítulo 11, versículo 6, donde encontramos escrito: «Salomón hizo así lo malo a los ojos del Señor y no manteniéndose del todo al lado al Señor como David, su padre». Es una frase intrigante. Salomón, de hecho, es juzgado negativamente por como ha vivido y por aquello que ha hecho, mientras que se pone a David como modelo, porque «se mantuvo del todo al lado del Señor». Ahora bien, nosotros sabemos que David ha transcurrido su vida combatiendo, mientras que el reino de Salomón se caracteriza por una paz y una prosperidad que marcan un ápice en la historia del pueblo hebreo, hasta el punto de ser elevado a imagen del reino mesiánico que vendrá. David es un asesino, no tanto por las numerosas muertes causadas por las guerras, sino porque, después de haber pecado con Betsabé, ha planificado la muerte del marido de ella, Urías, a mano de los amonitas. Salomón se ha dejado corromper por las mujeres extranjeras que lo han desviado. A primera vista parece que su modus operandi estuviese caracterizado por pecados de debilidad y de naturaleza pasional, pero aquello que resulta más grave es la consecuencia de tales pecados: la idolatría. De hecho, aparte del sueño que tuvo en Gabaón, donde el Señor se manifestó directamente a él con esta proposición: «Pídeme lo que deseas que te dé»(1 Re 3,5) y a la cual respondió del mejor modo posible, no tenemos ningún resultado textual que nos hable de una búsqueda del Señor por parte de Salomón, ni tan siquiera de un arrepentimiento.
Lo que marca la diferencia entre los dos reyes no es, por tanto, la cantidad o incluso la gravedad que percibimos de sus pecados, sino la voluntad de buscar al Señor y el deseo de estar en Su presencia, no obstante todo. En otras palabras, a los ojos del Señor, sí, es importante vivir una vida virtuosa, pero como “pecamos porque somos pecadores”, la actitud auténticamente virtuosa es aquella que nos lleva a la comunión con Él: ¡El reconocimiento de nuestro pecado a la luz del Espíritu Santo y el consiguiente arrepentimiento! En esto David marca la diferencia: «Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa» (Sal 51, 3).
Queridos amigos, entremos por tanto también nosotros en este tiempo bendecido con el deseo de renovar nuestra relación con el Señor Jesús y entre nosotros, conscientes de que no somos ciertamente mejores que nuestros padres. Pidamos al Espíritu Santo que nos guíe y nos bendiga en estos días, sacando a la luz en nuestros corazones aquello que rompe la comunión o que tiende a alejarnos del Señor y de los hermanos. Sobre todo, analicemos nuestro modo de hablar, porque «si alguien no falta en el hablar, ese es un hombre perfecto, capaz de controlar también todo su cuerpo» (Sant 3,2). Con la lengua podemos edificar la Koinonía, pero también destruirla: el chismorreo y los juicios temerarios dañan fuertemente la comunidad.
Junto con el padre Fundador, les pido por consiguiente como compromiso cuaresmal, además de las iniciativas que les invito a realizar a nivel comunitario y personal, hacer el esfuerzo de no hablar mal del hermano y no escuchar a quien habla mal. Con este propósito, pedimos a todos los miembros de la Koinonía que ayunen el día de Viernes Santo, 15 de abril, y que participen en la liturgia que prevé un momento penitencial con postración, pidiendo perdón al Señor por todo pecado en el hablar y comprometiéndonos a edificar juntos la Koinonía.
Aprovecho esta ocasión para desearles un fructuoso camino cuaresmal y una gozosa Pascua de resurrección.
Even Sapir, 26 de febrero de 2022
p. Giuseppe De Nardi
Pastor general