NATIVIDAD DEL SEÑOR (Misa del día)

Domingo 25 de diciembre de 2022
Jn 1,1-18

«Y el Verbo se hizo carne y vino a habitar entre nosotros; y nosotros hemos contemplado su gloria, gloria propia del Hijo unigénito que viene del Padre, lleno de gracia y de verdad».
(Jn 1,14)

He aquí la absoluta novedad del Nuevo Testamento: la Palabra se hizo carne, al convertirse en hombre. Ahora, para comprender mejor el pasaje entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, podemos recordar lo que sucedió al profeta Jeremías: recibió del Señor el mandato de bajar al taller del alfarero, y ahí lo vio modelar la arcilla con sus propias manos según su voluntad, realizando así cuanto había proyectado hacer. Mientras contemplaba esta escena, el Señor le habló: “Como está la arcilla en las manos del alfarero, así están ustedes en mis manos, casa de Israel” (Jr 18,6).

Con la encarnación se invierte la situación: ¡el alfarero se convirtió en arcilla, Dios se hizo hombre!

¡No estamos siguiendo entonces una cultura cristiana, y mucho menos una doctrina, sino a una persona: a Jesucristo, Verdadero Dios y verdadero hombre!

¡La encarnación nos recuerda que nuestro llamado a ser cristianos es concreto, un llamado que nos quiere como testigos de la presencia de Jesús, en toda circunstancia y no obstante todo!

p. Giuseppe